miércoles, diciembre 23, 2009

Tres poemas


Desde que el mundo es mundo


Ayer

cuando tu mano y la mía se encontraron

dos numerarias de una logia arcana y símbolo

reconocidas en su abrazo

cálidas y desde que el mundo es mundo.


Como si su deseo

fuese quedarse a solas

Eléctricas

Pasar un día perfecto entre los bosques o en la feria

En pares proyectadas a través de espejos infinitos

o estrechándose expectantes

en la mansión de los terrores.


Dejémoslas partir

Vayamos entonces por un trago

y luego

encontrémonos con ellas.

Algo podrían llenarnos de su asombro.



Ojo


Lo que quiere

es verte

el ojo

lo que quiere

es verte.


La pupila sustancia al mundo

Y a las cuencas secas del mirar

Canal de muerte y terraplén de sombras

Vuelca en chispazo esfinges rojas.

El águila atenta al guiño.


Lo que quiere el ojo

Es entregarte

(Porque no eres, porque no intentas, ser ojo)

al pinchazo de la aguja infinita.


Ojo te sostiene el rostro con dos dedos

Escrutándote la culpa

Pues no atiendes

No escuchas la ley:

Ser excéntrico

ojo abierto al ojo.


Pero no quieres o no puedes

No te entregas al mirar

Nunca

te entregas

al mirar.


Ojo te descorre párpados con dos dedos

Porque aún no sabes

ya no digamos Ser ojo

Tampoco aguja infinita.



Mi pequeña mandrágora


Pienso en ti pequeña mandrágora, niña de sangre ante la muerte abovedada. Allá en tu risa de cáñamo batiente, en el puerto de dichas construido, anhelo escuchar en susurros mi nombre. En su lugar preguntas ¿Qué es el amor? Entonces desdibujas un sentimiento helado en escéptica tristeza. Te inquieta que haya podido partir de ti en este buque de silencio que ahora imitas.


Dos mudos flotan mirándose en la profundidad de muertos recuerdos compartidos. Para no perderme procuro alcanzar tus manos y abrazarte estrecho. Vano intento rodeado de mares aprensivos.


Hacia el fondo te miro en aquella instantánea cálida de piel blanca. En brillantes aves negras preguntas al vuelo ¿Qué es el amor? Casi olvidados de nosotros, de ti y de mi apresuramos fatales las respuestas: débiles hilos nos brindaron breve dicha. Cariño de mis desvelos de cerca hoy intuimos: ya las corrientes del lago nos separan.

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